miércoles, 8 de julio de 2009

Benedetti, un poeta para todos

Mario Benedetti nació en Uruguay, en 1920. Durante sus años de juventud en Montevideo realizó las más diversas profesiones: tenedor de libros( contables), cajero, taquígrafo, empleado público, traductor. Ejerció periodismo como crítico de teatro y de cine. Su trabajo intelectual muestra un estrecho compromiso con la sociedad de su tiempo. Vivio en Cuba entre 1967-1971 y fue alli director del Centro de Investivacionde de la Casa de las Américas. Fue director del Dpto de Literatura Hispanoamericana de la Facultad de Humanidades y Ciencias en Uruguay pero en 1973 por el golpe de Estado debió partir al exilio. Posteriormente, desarrolla actividad intensa en el periodismo y en recitales poético-musicales , residiendo en Madrid y en Montevideo. De su abundante producción podemos recordar: Solo mientras tanto, Poedmas de la oficina, Próximo prójimo, Quemar las naves, Inventario, Poemas de otros, Vientos de exilio y El olvido está lleno de memoria.

Recientemente ha fallecido pero su obra nos queda por eso te dejamos esta poesía como muestra... de como este escritor nos hizo sentir ....


Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo,
que sólo tienes que tomártelo y dártelo,
que nadie establece normas salvo la vida,
que la vida sin ciertas normas pierde la forma,
que la forma no se pierde al abrirnos,
que abrirnos no significa dejar de amar,
que amar no está prohibido,
que también se puede odiar,
que el odio y el amor son afectos,
que los afectos nos definen,
que definirse no es remar contra la corriente,
que cuanto más fuerte es el trazo, más se dibuja,
que buscar el equilibrio no es hallar seguridad,
que negarse es abrir distancias,
que encontrarse es muy hermoso,
que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida,
que la vida forma parte de del sexo,
que el porqué de los niños tiene un porqué,
que autodeterminación no es hacer cosas solos,
que nadie quiere estar solo,
que para no estar solos tenemos que dar,
que para dar tenemos que haber recibido alguna vez,
que para que nos den tenemos que saber pedir,
que pedir no es regalarse,
que regalarse, en definitiva, es no quererse,
que para que nos quieran tenemos que demostrar que somos,
que para que alguien sea hay que ayudarle,
que apoyar es ayudar y alentar,
que para sentir es necesario compartir,
que compartir es darle valor a los cosas,
que las cosas cara a cara son más honestas,
que nadie es honesto porque no roba,
que el que roba no es ladrón por placer,
que si no hay placer en las cosas, no estás viviendo,
que para vivir la vida hay que olvidarse que existe la muerte,
que se puede ser muerto en vida,
que se siente con el cuerpo y con la mente,
que cuesta ser sensible y no herirse,
que para evitar ser heridos levantamos muros,
que quien construye muros no logra nada,
que casi todos somos albañiles de muros,
que sería mejor hacer puentes,
que desde ellos se va a la orilla y también se vuelve,
que volver no significa retroceder,
que retroceder puede ser avanzar,
que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol.
Cómo saber cuánto debemos, si no sabemos cuánto nos dieron?
Que por medio de la lucha no siempre hallamos lo que falta,
que es imposible luchar cuando no hay armas,
que la ausencia de armas no es señal de cobardía,
que ser cobarde no es mantener distancia,
que la distancia enseña a valorar las cosas,
que se pierde el valor ante la impotencia,
que sentirse impotente no es señal de que no servimos,
que sólo son inservibles las cosas que hacen daño,
que dañarse uno al otro no sirve de nada,
que la nada no es caer en el abismo,
que en el fondo del abismo podemos encontrar cosas lindas,
que lo lindo se resume en lo vivido juntos,
que seguir viviendo es un gran triunfo,
que triunfar no es llegar al final de la emoción,
que emocionarse es señal de lo que sentimos,
que sentir es señal de que estamos vivos,
que la tardanza no es pérdida de tiempo,
que el tiempo no es la suma de los años,
que los años enseñan cosas que los días desconocen,
que encontrarse, es quizás, lo más hermoso.

Mario Benedetti

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